¿Quién crees que eres realmente? Nuestra sombra y la falsa imagen que tenemos de nosotros mismos.

Todas las personas tenemos un concepto erróneo de sí mismos

Porque dicho concepto está basado en nuestra experiencia de vida y en los juicios que los demás han hecho y hacen de nosotros permanentemente.  El problema es que cada uno ve a la otra persona según sus propios prejuicios y sus propias carencias, -por eso se dice que cuando enjuiciamos a alguien, esa persona está siendo un espejo de nosotros mismos- y somos tan vulnerables a la opinión ajena  -sobre todo cuando somos niños, es el periodo del desarrollo que somos más dependientes de nuestros mayores -,  que terminamos creyéndonos aquello que dicen de nosotros, porque la otra opción, ver la realidad de las carencias de nuestros padres o cuidadores, implicaría un peligro para nuestra supervivencia.

En este mundo la mayoría de las personas están tan faltas de amor hacia sí mismas, que lo que proyectan en los demás son sus propias carencias, su baja autoestima, sus miedos, sus dudas, su desconfianza en la vida, porque hacerse cargo de sus propios “fallos” es doloroso y encierra el peligro de ser rechazados.

Así es que terminamos creando en alguna parte interna, una zona oscura, de la que no queremos saber nada: la sombra, como le llamaba Jung, que intentamos ocultar porque nos avergüenza.

En realidad esa sombra es nuestra, porque la hemos creado y es nuestra responsabilidad, pero eso no somos nosotros, en cambio nos identificamos con ella y luego gastamos mucha energía en intentar ocultarla.  La enviamos al trastero, como todo lo que no nos gusta, es decir, al inconsciente, a aquella parte de nuestra psiquis que todo lo registra pero de la que nuestro entendimiento ordinario, no tiene constancia. 

Si nunca tomamos contacto con esa sombra y no la aceptamos como parte nuestra,  en vez de desaparecer empieza a crecer y desde su escondrijo nos juega malas pasadas, cuanto mas queremos esconder nuestros “defectos” más se nos notan. 

¿Cuál es la solución?

Iluminar nuestra sombra:

Cuando se habla de la iluminación no es más que hacernos cargo de todo aquello que rechazamos de nosotros mismos, aceptarnos y llegar a comprender que pasó y por qué reaccionamos como reaccionamos.

Si hacemos eso con cada defecto o complejo, si decidimos ir hasta el fondo y poner luz a nuestra sombra, llegará un momento en que comprobaremos que no hay nada malo en nosotros.   Que lo único que hemos intentado siempre es sobrevivir y adaptarnos a un medio hostil.  La parte animal que tenemos hace cosas “irracionales” para salvarnos la vida y para que suframos el menor daño posible, hasta hacernos creer que somos malos y que tenemos oscuridad dentro, porque eso es preferible a sucumbir.

Cuando decidimos mirar a nuestra sombra a la cara y tenemos el coraje de enfrentarla, es cuando ponemos en funcionamiento aquellas partes  puramente humanas y más trascendentales La decisión de conocernos hace que se reactiven partes del cerebro y la psiquis más avanzadas, que cumplen funciones  más complejas que la supervivencia.  Y esa es nuestra salvación, mirar allí donde nos cuesta. 

El premio es que al final del camino te encuentras contigo mismo y compruebas que esa sombra en realidad te ha ayudado a descubrir partes de ti que de otra manera no las hubieras visto.   Entonces comprenderás que tenía  un propósito, un sentido el cargar con ese peso. 

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2 comentarios sobre “¿Quién crees que eres realmente? Nuestra sombra y la falsa imagen que tenemos de nosotros mismos.

  1. Pablo Contestar

    Hola, creo firmemente que es correcta tú tésis o pensamiento porque también llegué al punto de quiebre dé mí parte humana que no podía ver estando delante de mí las respuestas todo El tiempo,y agradezco haber caído en un espiral oscuro y dé sentimientos,tristeza,dolor y el no saber por dónde seguir,la moraleja fue conocer y caer en ése interior tormentoso para poder ver el horizonte gracias

    • Laura Autor del artículo

      Gracias Pablo por compartir tu experiencia. Habla de mucho coraje y fuerza interna. Me alegro mucho, al final siempre se llega a ver el horizonte otra vez. Luego hay que seguir, pero la carga ya no es tan pesada y esa determinación de querer encontrar lo real nos da el empuje. Un abrazo.

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