Integrar corazón y mente 2. El sentir, una gran herramienta que usa nuestro yo interno para enseñarnos.

Si queremos cambiar algo dentro nuestro y acceder a otra forma de vivir y estar en el mundo, debemos atrevernos a entrar en nuestro sentir profundo.

(viene del artículo anterior)

Los cambios reales no podemos realizarlos desde la mente

La mente computa y ordena como un ordenador, pero no conoce de la vida y de la experiencia humana más allá de la programación artificial del ego.

El sentimiento es el que nos conecta, nos da información real de quienes somos y una guía interna.

No es lo mismo emoción que sentimiento

Debemos hacer una distinción entre emoción y sentir o sentimiento.

Las emociones son reactivas y tienen que ver con nuestra adaptación al medio, por lo tanto están directamente conectadas con la supervivencia y son defensivas, están en la esfera del ego y sus programaciones para sobrevivir, es decir que  forman parte de los mecanismos básicos de la regulación de la vida.  Ejemplo de emociones: miedo, ira, rabia, envidia, celos, etc.

Los sentimientos son más amplios y subjetivos, tienen que ver con el yo interno del que estamos tratando.  Nos conectan con otras realidades internas, con quienes somos más allá del ego y nos dan mucha información de nosotros mismos y de nuestro proceso.

Forman parte de los mecanismos de la regulación de la vida pero a un nivel superior.

Ejemplo de sentimientos: amor, compasión, la empatía.

Muchas veces cuando nos dejamos sentir, aparecen sentimientos para los que no tenemos palabras y no sabemos como definirlos:  

Por eso la mayoría de las personas se distraen para no sentir, porque lo que no pueden controlar les da miedo, les da miedo lo que desconocen de sí mismos.  Sin embargo, eso es lo que profundiza nuestra experiencia de vida y lo que nos hace evolucionar de verdad: adentrarnos en las profundidades del sentir.

Ya hemos hablado en artículos anteriores de como aprender a dejarse sentir.

El sentir tiene que ver con el corazón, nuestro corazón es lo que nos conecta directamente con nuestro yo interno.

Todos los días tenemos la oportunidad de contactar con ese sentir auténtico:

Al principio no sabemos muy bien como reaccionar, porque tenemos el hábito adquirido de distraernos para no entrar ahí, existe una ansiedad por llenar todos los espacios vacíos de silencio por el temor de lo que saldrá de dentro.  Pero, si hemos tomado la decisión de conocernos a nosotros mismos,  poco a poco va surgiendo un deseo de estar más tranquilos, con más silencio, nos vamos calmando y llega un momento que tenemos la necesidad de escuchar lo que sale de ahí.  El ruido aturdidor de lo que nos rodea se nos hace molesto, porque en este proceso, empezamos a ver con mucha claridad todas las maniobras disuasorias que tiene esta sociedad para distraernos de nosotros mismos y alejarnos de lo real.  La valentía de seguir adelante con nuestro proceso a pesar de tanto ruido nos da fuerzas y claridad y aunque no sabemos donde vamos a llegar, empieza a instalarse una confianza interna que nos tranquiliza.

Es cuando nos encontramos en este punto  que es natural dejarse sentir para empezar a descubrir ese mundo interno que nos llena.

Y entonces, sucede eso de lo que tanto hablan muchos maestros: la apertura del corazón.  La apertura del corazón se produce también de forma natural, igual que el deseo de silencio y calma.  No hay que hacer nada especial para que esto se produzca.  En realidad lo que hay que hacer es ser coherentes con nosotros mismos y seguir el proceso.

En el siguiente post:  «Integrar corazón y mente 3. La apertura del corazón, ese momento que llega a nuestra vida y la transforma» 
Post anterior: «Integrar corazón y mente 1. Como empezar a familiarizarnos con nuestro yo interno y su forma de comunicarse»

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