El yo observador

Una forma de tomar distancia de nuestra mente inquieta y de nuestro ego, es observarnos a nosotros mismos.  A esa parte nuestra más lúcida le llamamos: el yo observador.

(Estamos siguiendo el desarrollo del tema que viene del artículo anterior de como empezar a integrar nuestro yo interno o ser y nuestro yo externo o ego.)

Este yo se diferencia del ego porque no juzga y tiene una mirada más amplia, más desapegada y por lo tanto puede ser más sensato y ecuánime a la hora de conducirnos y evaluar situaciones.  Como la palabra lo indica se ocupa de observar, pero además será un intermediario que va aprender del funcionamiento tanto del ego, como del yo interno y mediará entre ambos.

El yo observador es el que va hacer de puente entre tu yo más íntimo, tu consciencia más pura o ser y tu parte externa, tu ego, que es una construcción artificial que sirve para organizar tu vida cotidiana pero no para vivir y disfrutar de la vida.

Este yo observador va a observar a los dos.  Y va a aprender del funcionamiento de los dos, nos va a dar una guía para conducirnos de una manera más serena, y nos va a dar la puerta de acceso a el verdadero conocimiento interior, hará que se reduzca la ansiedad y que tengas un sentimiento de estar más en ti.

El esquema gráfico agregando el yo observador quedaría así:

Potenciar nuestro yo observador nos ayudará a sentirnos más  en posesión de nosotros mismos, en el sentido de que tendríamos más control sobre el ego y sus automatismos e iríamos aprendiendo poco a poco acerca de las leyes que rigen nuestro yo interno.  De esta manera podremos poco a poco ir integrando esas dos partes y sentirnos menos divididos internamente.

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